viernes, 18 de noviembre de 2011

Análisis y comentarios de "La cocina de la escritura” de Daniel Cassany.



Llevar un buen libro a casa, es llevar un gran amigo, esta frase sintetiza la opinión que tengo de la obra de Daniel Cassany que no sólo me ha dado buenos momentos en todas las horas que lo he leído; tengo la sensación de haber platicado largamente con alguien que me ha entendido y no solo se ha limitado a escucharme y asentir con la cabeza sino además me ha aconsejado sobre cómo resolver algunas dudas que me “atormentaban”. El trabajo de Cassany es simple, es bello y además ÚTIL.
En los 16 puntos que versa su “cocina” provoca al lector-comensal a aventurarse en el placer de entenderse con el fogón de las ideas y cucharear entre mayúsculas y minúsculas, puntos y demás signos para aprovechar el hambre propia de comunicar y transmitir las ideas de forma que la entiendan otras personas, en la forma exclusiva del género humano: la escritura. Sencillamente abre el apetito.

Platos seleccionados del menú.(* referidos a la composición que determinó Daniel Cassany para el texto)    
Como en un buffet, seleccione algunos platos servidos por Cassany, para apreciar la invitación a su cocina;  a saber: (1.*) con la reflexión sobre la obviedad que siempre se pasa por alto en el conocimiento: el saber no existe al margen de las personas, sino se va construyendo a lo largo de la historia gracias a las aportaciones de todos; es básica para entender la inquietud de saber cómo nos ha llegado el conocimiento, cómo podemos adquirirlo y cómo podemos trasmitirlo, haciendo incapié en el uso del lenguaje escrito: legibilidad y estilo son los recipientes de las ideas, las ideas son los materiales del proceso creativo. Tenemos una idea (Qué) deseamos transmitirla (cómo).
En el caso del idioma castellano, demasiado maltrecho por tiempo y espacios (territorios) Cassany considera que este debe de generar la terminología propia y necesaria para satisfacer las necesidades para usarse en conceptos, objetos y/o actividades y sobrevivir a la colonización verbal del inglés. De este último la ciencia de la última centuria lo ha hecho su “idioma”, sin embargo considero que la razón es clara: los miles de dólares que sostienen la colonización económica, incluyendo la científica. Severo Ochoa dijo: “se necesita el mismo esfuerzo para escribir un soneto que para descubrir una enzima, para lo primero sólo se necesita papel y lápiz para la otro se necesita un laboratorio de miles de dólares”.
(2.*) La idea de escribir no es ley motiv para realizar el acto mágico de plantar una letra sobre el papel, Cassany presenta en este plato lo que considera necesario para el acto de escribir: conocimientos, referido al contenido o propiedades del producto escrito; habilidades, principales estrategias de redacción, herramientas y actitudes, motivación que condiciona todo el conjunto. Siendo para mí la más importante la razón; cada quién sabe porqué escribir y eres lo que escribes.
(3.*) Repasando al equipo mínimo que utiliza el escribiente; refiriéndose en principio a la idea, que a veces no llega o esta lejana, sugiere partir de una exploración  de las circunstancias que nos mueven a redactar para tener el “problema” bien planteado. Aquí explora el problema como un mapa (mapa de ideas, árbol de ideas o ideograma).

Cassany, Daniel. Docente e investigador en áreas de investigación y docencia respecto de la comunicación escrita, con distintas perspectivas en análisis del discurso y didáctica de la lengua. Géneros: discurso académico; comunicación empresarial y divulgación de la ciencia.

Cassany, Daniel. La cocina de la escritura. Anagrama. Barcelona. 2010.

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